“Transformación y Dolor: vamos hacia la Sanación Integral”
- Liana Brailovsky
- 24 sept 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 14 oct 2024
Hace algunos años, viví una experiencia que transformó por completo mi manera de ver la vida y la sanación.
Un día, mientras me estiraba para alcanzar un vaso de agua junto a mi cama, sentí un dolor agudo en mi cadera izquierda. Al principio, pensé que era una simple contractura pero aplicar todo lo que conocía no me aliviaba.
El dolor seguía ahí, acompañándome en cada paso. Y eso me frustraba, porque siempre me cuidé: era vegetariana, entrenaba diario, nunca fumé ni bebí alcohol, y tengo una relación amorosa con mi familia. Hacía “todo lo correcto” para estar bien, pero mi cuerpo me decía otra cosa.
Con el tiempo, el dolor fué volviéndose parte de mi vida cotidiana. Me acostumbré a él, y adapté mi rutina. Pero no era solo físico; sentía que algo más profundo estaba ocurriendo dentro de mí.
Fui a fisioterapeutas, masajistas y hasta probé terapias alternativas con profesionales que usaban técnicas muy poco convencionales, pero ninguna solución duraba. Pasaron años, y el dolor no desaparecía. Dejé de jugar tenis, algo que amé jugar por mas de 40 años, porque ya no podía correr sin sentir que estaba luchando contra mi propio cuerpo.
Cuando me mudé con mi familia a la Ciudad de México, lejos de la tranquilidad de la playa y el aire libre, me sentía atrapada. El tráfico, el estrés de la ciudad y el dolor me sobrecargaban. Todos a mi alrededor comenzaban una nueva vida, pero yo me sentía perdida, sin saber cómo salir de ese ciclo. Cada mañana me despertaba y me preguntaba: “¿Por qué a mí? ¿Qué es lo que debo aprender de esto?”
Con el tiempo, me di cuenta de que estaba buscando respuestas afuera cuando, en realidad, el camino hacia la sanación estaba dentro de mí. Acepté que mi cuerpo me estaba hablando, mostrándome áreas de mi vida y de mi ser que necesitaban atención y sanación más profunda. Comencé a explorar no solo el dolor físico, sino también las emociones, creencias y energías que llevaba conmigo.
Hoy entiendo que ese dolor fue una puerta. Me abrió a un nuevo propósito: ayudar a los demás a sanar desde dentro, conectando cuerpo, mente y espíritu. Si estás leyendo esto y te sientes perdido, déjame decirte que hay un camino. No estás solo. La sanación es posible cuando nos damos el permiso de escucharnos, de sentir y de transformarnos desde lo más profundo.
Esta es solo una parte de mi historia. Y la tuya, ¿cómo puede empezar a cambiar hoy?







GRANDIOSO ..... UN EJEMPLO DE SUPERCION Y MAESTRIA MANINA ... POR FAVOR PROSIGA E ILUSTRENOS E ILUMINENOS CON SU LUZ .....
CON CARIÑO PROFUNDO Y UN GRAN RESPETO BRUJO